
Hace ya tiempo que los estudios señalan que en España los niños consumen demasiadas proteínas, en concreto las de origen animal. Los expertos recomiendan que las proteínas deberían ocupar tan sólo del 10 al 15 por ciento de la dieta, y de éstas, no todas deberían ser animales. Dentro de este porcentaje es recomendable 65 animal y 35 vegetal (una ración de legumbres, arroz y verduras sería el equivalente de la proteína animal). Sólo con comer carne, pescado o huevo una vez al día sería suficiente, en definitiva, alinearse con la famosa dieta Mediterránea sería suficiente. Compartimos aquí algunas ideas para una dieta infantil saludable.
Tal y como clarifican en el artículo “Los niños toman demasiadas proteínas”, el consumo recomendado de la OMS dista mucho del consumo real de nuestros pequeños. En otra línea apunta el comunicado en octubre de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria. “Los niños deben comer carne entre 5 y 8 veces por semana”, que habla de consumir dos veces al día carne (roja, pollo, pavo, o pescado) y en raciones que oscilarían entre 50 y 100 gramos según la edad.
Pero de nuevo aparece la palabra más importante: equilibrio: “La carne es necesaria dentro de una dieta equilibrada. Sus aportes son difícilmente sustituibles. Lo importante es mantener una dieta equilibrada que aporte lo que necesita el niño para su desarrollo.” Explicaba Venancio Martínez presidente de la SEPEAP.
Pero la realidad es que la mayoría de las dietas infantiles distan de este ideal equilibrio. Sin ir más lejos, este mismo año, La Escuela Nacional de Sanidad publicaba un informe del que se hacía eco la cadena SER en el que se habían analizado si los centros de secundaria cumplían las recomendaciones del Sistema Nacional de Salud y se observó que la oferta de arroz, pasta, pescados, huevos, ensalada y fruta era inferior a la recomendada. Algo que se puede extrapolar a muchos de los menús infantiles habituales, ya sea los que se dan en la escuela o en casa.
¿Cuáles son las consecuencias de esto? A corto plazo hígado y riñones sobrecargados. A largo plazo, una tendencia mayor a padecer obesidad. En un país donde los índices de obesidad infantil se han situado por encima de la media, resulta necesario tomar medidas.
¿Cuál es la clave?
Abrir al máximo el espectro de proteínas. En cuanto a las animales, reducir la carne roja a favor del pescado y los huevos. En cuanto a las vegetales, ir a las de alta calidad, elaborando platos que combinen legumbres y cereales o cereales y frutos secos. Aumentar la ingesta de vegetales, crudos y cocinados, y de frutas y moderar el consumo de lácteos. En la variedad está el gusto y la salud!